SOLA Y BRUSA; “su acompañante de confianza”

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“El lema de la empresa es lo que se puede observar a medida que se visita la fábrica, se conoce la innovación en sus procesos productivos y se verifican la grandes inversiones allí realizadas. Aquí les contamos lo que vimos…”

Desde que se sale de la excelente Autovía Santa Fe – Córdoba, Ruta Nacional N° 19, y se dobla por la Ruta Provincial N° 6 hacia Franck, se empieza a tener una impresión distinta. Ya al entrar, se destaca la presencia de la sede central de Milkaut, una de las líderes de la industria lechera, nacida en 1925, que da trabajo allí a casi 500 familias, así como la prolijidad de esta Comuna de 8.000 habitantes que exhibe un orden y limpieza que se distingue. Se siente la producción y el crecimiento. Quienes lo conocíamos desde hace algunas décadas atrás, entendimos que en realidad, no conocíamos Franck. Nos dicen luego que no hay Concejo Deliberante y la política pasa desapercibida en el lugar. La energía tanto de luz como de gas que se recibe de la Provincia de Sant Fe es la necesaria y suficiente. En consecuencia, no hay problemas de inseguridad ni nada que impida vivir en paz, en una zona rodeada de ciudades prósperas, como la vecina Esperanza.

Sobre la margen derecha, a la altura del kilómetro 57 aparece Sola y Brusa S.A. con sus cuidados árboles y caminos interiores, que tras cruzar la puerta de la entrada nos depositan frente a un moderno edificio de Administración. Por el costado se alinean algunas unidades cero kilómetro que algún transportista ha venido a retirar y al otro lado se ven varios automóviles que en buena cantidad nos indican que muchos van allí a trabajar en sus propios vehículos, casi todos nuevos.

Recibidos por el Presidente de Sola y Brusa, Ing. Mgtr. Pablo Sola, nos introducimos en una serie de oficinas administrativas que en dos plantas se distribuyen entre escritorios con gente que nos saluda con amabilidad. Pablo cuenta algo de la rica historia de la fábrica que naciera en mayo de 1961 de la mano de quienes fueron sus pioneros Vilmo Juan Sola y Domingo Luis Brusa, inicialmente en el rubro del transporte. Comenzaron luego fabricando algunos acoplados rurales, para después ir incursionando en el sector del transporte pesado. Pablo nos presenta entonces al joven ingeniero industrial Nicolás Recaman, a cargo del departamento de Planificación y Control de la Producción, quien en breve viajará a Alemania a hacer un Master en Administración de empresas, lo que lo dotará de un conocimiento apto para las mayores responsabilidades, que la empresa tiene pensadas para él.

Bajamos entonces a visitar el primigenio galpón donde se iniciara la producción hace 50 décadas, pero lejos de encontrarnos con una vieja estructura, vemos una nave totalmente reconvertida donde se encuentran tradicionales plegadoras, cortadoras y soldadoras, ámbito que se dedica a la producción de los “equipos especiales”: Para nuestra sorpresa, nos cuenta y nos muestra Pablo unos vehículos muy diferentes que serán exportados a “Tanzania”. “No es que lo veamos como un negocio importante ni tradicional para nuestra firma, pero el desafío de exportar a un país del África Oriental vehículos tan especiales, nos genera entusiasmo y es por ello que hemos aceptado incursionar en esta experiencia”.

Cuando pasamos a conocer las nuevas naves industriales detrás de lo que hasta hace una década nomás era la empresa, se abre ante nosotros un predio industrial enorme, surcado por un amplísimo boulevard con árboles en el centro, lo que suena absolutamente diferente a lo que habíamos conocido y nos habla ya muy fuertemente del compromiso de la empresa con el cuidado del medio ambiente. Desde la primera nave visitada a estas enormes y flamantes construcciones vemos un muy moderno equipamiento, cortadoras laser, centros de control numérico, robots y soldadoras, plegadoras de última generación, todo articulado y enmarcado en un layout muy propio de la industria automotriz.

El trabajo industrial se ha sistematizado con la implementación del método japonés Kanban, palabra que significa” tarjeta con signos o señal visual”, cuyo tablero básico está compuesto por tres columnas: “Por hacer”, “En proceso” y “Hecho. Visitamos en un momento, la oficina central dentro de la fábrica, donde dos ingenieros controlan las órdenes recibidas y los requerimientos de material, para que en ningún momento se desacople nada ni quede ningún sector de la producción con algún componente en falta. Nos cuentan que fue Toyota quien a finales de los años 40 implementó en su producción el sistema “just in time” (justo a tiempo”) sistema de producción que sentó las bases del Lean Manufacturing (“producción ajustada”), que consiste en minimizar los desperdicios sin afectar la producción. Pudimos ver al final de dos líneas de producción, cómo un inmenso reloj coordina los movimientos de las diferentes etapas de ensamblado y cómo al sonido de una sirena, toda la línea se mueve hacia la siguiente etapa del proceso fabril. Todo ello exige coordinación y ritmo. Pero lo operarios han comprendido perfectamente el sistema y se los ve relajados cumplir la tarea, sin atrasos ni exigentes prisas. Todo aparece tranquilo y Pablo saluda a cada empleado con una amabilidad sinceramente retribuida; detalle no menor.

La última nave de la fábrica tiene los sistemas de pintura, con el equipamiento más moderno que han podido poner en marcha luego de un par de años de atraso, fruto de la pandemia que demoró tantas cosas. Asombra la automaticidad del proceso, la eficiencia y control de esta parte final de la producción. Reiteramos; más propio de una terminal internacional automotriz que de una mediana fábrica Argentina. Le brillan los ojos a Pablo y una sonrisa se le dibuja en la cara cuando cierra la explicación del proceso completo de producción que han implementado, en muchos casos, con dispositivos de diseño propio y exclusivo para cubrir los requerimientos específicos de una producción nacional de acoplados y semirremolques.

Lo más importante y sistematizado se lo ve en los nuevos acoplado de 4 ejes, segmento en el que Sola y Brusa ha logrado destacarse. Al fondo de la fábrica, decenas de vehículos esperan ser retirados por sus dueños. “Nos enorgullece la confianza de estos clientes que nos han pagado los remolques, se los hemos fabricado y aquí esperan a ser retirados por ellos”, destaca el titular de la empresa. Lo mismo ocurre con los remolques ya vendidos y cobrados, que están en producción y que se han de entregar en los venideros meses del año, con la tranquilidad de poseer un stock adecuado y suficiente de componentes para afrontar sin sobresaltos los compromisos asumidos.

Pablo nos acompaña personalmente hasta la puerta de su fábrica, lo felicitamos y nos vamos con la sensación muy clara que Sola y Brusa ha ganado la “confianza de sus clientes” que se llevan siempre en tiempo y forma, un remolque que funciona, sólido y producido en una planta industrial llena de innovaciones y dotada del equipamiento más moderno disponible.

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